miércoles, 17 de marzo de 2010

Bendita paternidad

No cabe duda que el amor es el sentimiento más enriquecedor para los seres humanos y el amor paterno lo es aún más, así que bendita sea la paternidad porque nos provee del mejor estímulo, motivo y objetivo para seguir viviendo y evolucionando. Y para muestra un botón. La siguiente, es la letra de una canción, cuyo autor es mi estimadísimo primo Marco Antonio (Toñito como cariñosamente lo llamaba cuando niños), rockero de corazón, vocalista de la banda "Dante´s Betty", incondicional esposo y padre, dos veces bendecido con el privilegio de la paternidad, quien se inspiró en el nacimiento prematuro de su pequeñita y en la angustiosa espera que debieron soportar para tenerla en sus brazos mientras permanecía en la incubadora. Me honro en ser un medio de difusión para tan bellísima expresión de amor:


PEQUEÑA LUZ

Lograr más vida
abrazado a ti,
aferrado a tu cordura
con mi ojos puestos en ti.

Rayando en mi locura
por fin te vi conmigo,
desnudando mi alma
sólo por una hora a tu lado.

Quisiera tenerte ahora aquí,
recortar la distancia
y ser más feliz
fabricando sueños,
descartando temores,
viviendo a tu lado
mi pequeña luz.

Sufrí más de un día,
lloré toda una vida,
tu vida en la vitrina,
mi mano junto a ti.

Treinta fue el día,
un año se termina,
viniste a mi mundo
regando la alegría.

Quisiera tenerte ahora aquí,
recortar la distancia
y ser más feliz
fabricando sueños,
descartando temores,
viviendo a tu lado
mi pequeña luz.

A mis hijos

Querido Hijo:
Para mí, es muy fácil escribirte bellas palabras de cariño, es fácil abrazarte y besarte, y también es fácil decirte cada día “te quiero”; y es así de fácil, porque Dios al poner tu vida en mi vientre y en mis manos, puso además en mi corazón el sentimiento más intenso, puro y benévolo que un ser humano puede poseer: el amor.
Pero es ése mismo amor, el que castiga y remuerde a mi conciencia cada vez que te regaño y te castigo, cada vez que me disgusto y cada vez que grito, porque me hace recordar lo que sentí cuando mis padres a su vez, hicieron lo mismo conmigo. Es ése mismo amor, el que me hace sentir tanto miedo de equivocarme contigo, de no estar haciendo lo mejor para ti, de cometer contigo los mismos errores que fueron cometidos conmigo.
La maternidad es el privilegio más grande que Dios me ha dado, pero también es la más grande responsabilidad en mi vida, pues las implicaciones de todo lo que haga o deje de hacer, recaerán no sólo en ti, sino en toda tu descendencia, y por lo tanto en la sociedad futura. Yo, como tronco de mi descendencia, tengo el privilegio y la responsabilidad de elegir lo que será transmitido de generación en generación, y consciente de la importante misión que Dios me ha confiado, decido heredarte sólo lo mejor de mí: mis mejores sentimientos, mis mejores acciones y mis mejores conocimientos.
Nada deseo más que verte crecer seguro de ti mismo, exitoso y tomando las decisiones que tú elijas para ser feliz, por eso le pido a Dios me ilumine con su espíritu y me conceda fortaleza para romper la cadena de errores que heredé de mis padres, sabiduría para enseñarte a discernir lo bueno de lo malo y elegir sólo lo mejor, y templanza para no anteponer mi voluntad a tu felicidad y aceptar tus decisiones aun a pesar de mis deseos.
El amor se demuestra dando y sé que no  me será tan fácil, pero con la inspiración de María que se entregó totalmente a su misión de madre ejemplar y de Jesucristo que se entregó por amor a nosotros, te doy querido hijo, de ahora en adelante, mi esfuerzo diario y constante para ser digna de que tu boca y tu corazón me llamen  “madre”.                                                         
Mayo 2007