viernes, 4 de junio de 2010

COMPAÑEROS DE VIAJE


Sería fabuloso tener un registro de todos los perros callejeros que desde sexto de primaria he reubicado de la calle a un hogar.



Recuerdo que siempre llevaba en la mochila, entre mis útiles, un lazo para amarrar y llevar a casa al próximo candidato para adopción, que en promedio era un perro cada semana. Grandes, pequeños, cachorros, viejos, hembras, machos, juguetones, apacibles, de todas las variedades, siempre ocurría que con sólo mirarles, ellos correspondían mi mirada y comenzaban a acercarse en actitud suplicante y sumisa, y tras la primer caricia que les hacía, se formaba un fuerte vínculo de confianza; la sensación de verles refugiarse en mis manos y de permitirme manipularlos como si me conocieran de toda su vida, siempre me produjo una alegría inmensa; sólo los ataba por seguridad al cruzar las calles, pues voluntariamente comenzaban a seguirme.

¡Ah que tiempos esos! Jamás olvidaré todos los castigos y regaños que tuve que soportar durante tantos años y el nerviosismo de contar con unas cuantas horas para conseguir un hogar a cada perro, pues cada vez que recogía alguno, iniciaba el reto de llegar a casa, alimentarlo, bañarlo y salir a conseguirle un hogar, pues debía estar de regreso en casa antes de las 6:30 pm, hora en la que regresaba del trabajo mi padre y si me encontraba cualquier animal, era castigo seguro. Pero puedo decir con gran satisfacción que valió la pena, cada regaño, cada castigo, cada puerta a la que toqué, cada persona a la que le ofrecí adoptar, cada caminata, en fin, todo el esfuerzo por sacar de la calle a un animal abandonado. Tanto vale la pena que aún hoy (profesionista, casada y con hijos) lo sigo haciendo aunque no quiera, pues ya muchas veces (por evitarme problemas con mi esposo, los mismos que alguna vez tuve con mis padres) me he propuesto no hacerlo más, pero sólo ir caminando por la calle, alguno comienza a seguirme, sin que yo lo haya llamado, como si de alguna manera percibiera que no puedo negarme a ayudarle, a sentir compasión y a comprometerme una vez más a encontrarle un buen hogar. 



Para mí no se trata de meras coincidencias, todo tiene una razón, y la mía es el gran apasionamiento e interés que desde pequeña he sentido hacia los animales (nuestros compañeros de viaje en este mundo), especialmente los caninos y los equinos. Yo creo que este vínculo, esta sensibilidad hacia ellos es un don, aunque para otros sea una maldición.
Desde pequeña mis padres me preguntan: "¿cuándo vas a dejar esa loquera tuya de andar recogiendo y acomodando perros?" Hoy más que nunca puedo decir: "¡Nunca!". La satisfacción de ayudar a un animal a que tenga una mejor vida es inigualable y es parte de mi forma de ser y de vivir, pues los animales me han enseñado a ser más humana, por irónico que pueda parecer.
En la medida en que seamos capaces de apreciar todas las formas de vida en su justa dimensión, nuestra propia vida cobrará valor y sentido en beneficio de todos los que habitamos el planeta.
Comparto las imágenes que conservo (físicamente) de algunos de los perros que he reubicado, incluyendo a Camila que vive conmigo, pues es la única que mi esposo aceptó. El resto de las imágenes, estarán siempre en mi pensamiento y en mi corazón, pues jamás olvidaré la incomparable fidelidad y gratitud que cada uno de ellos me manifestó.

jueves, 3 de junio de 2010

K-ni-2 en adopción


No fue nunca mi intención crear un sitio para localizar perros extraviados o poner en adopción perros abandonados, pero soy honesta al decir que llevo desde los 10 años de edad dedicándome a esta labor altruista por iniciativa propia y por mi cuenta (mis padres lo pueden corroborar), así que este puede ser el medio ideal para lograr mejores resultados.
Actualmente tengo en casa (además de Camila recogida de la calle y adoptada por su servidora desde hace 3 años y medio) una cachorra de entre 10 y 12 meses de edad, talla mediana, apariencia similar a un coyote, cuerpo delgado, cráneo y hocico alargados, orejas grandes y bien paradas, ojos alertas y muy expresivos, lunares negros en lengua y paladar, pelaje muy abundante semilargo color crema (de donde tomé su nombre "Crema"), muy ágil y súper juguetona, sumamente sociable con niños y con otros perros. La encontré en el fraccionamiento Villas del Valle, Zapopan, Jalisco, México, y estaba lastimada de la mano derecha. Ya ha sanado y ha ganado un poco de peso. Busco un hogar adecuado para ella, con personas comprometidas y responsables, que por ninguna razón la confinen a una azotea o a vivir encadenada, ya que por su pelaje el calor la agobia demasiado y no merece (como ningún otro perro) sufrir la frustración del encadenamiento. Necesita atención, juego, paseos y educación constantes, como todo perro bien cuidado, para convertirse en una excelente mascota y no en un problema. Es muy inteligente y aprende muy rápido, pues fue fácil enseñarle un par de trucos básicos que ya obedece sin problema. Es encantadora y cariñosa al extremo, aunque necesita más educación, pues aún no domina su impulso por hurgar en la basura. Con paciencia y dedicación será sin lugar a dudas, la compañera fiel de quien sepa apreciar sus valiosas cualidades.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Bendita paternidad

No cabe duda que el amor es el sentimiento más enriquecedor para los seres humanos y el amor paterno lo es aún más, así que bendita sea la paternidad porque nos provee del mejor estímulo, motivo y objetivo para seguir viviendo y evolucionando. Y para muestra un botón. La siguiente, es la letra de una canción, cuyo autor es mi estimadísimo primo Marco Antonio (Toñito como cariñosamente lo llamaba cuando niños), rockero de corazón, vocalista de la banda "Dante´s Betty", incondicional esposo y padre, dos veces bendecido con el privilegio de la paternidad, quien se inspiró en el nacimiento prematuro de su pequeñita y en la angustiosa espera que debieron soportar para tenerla en sus brazos mientras permanecía en la incubadora. Me honro en ser un medio de difusión para tan bellísima expresión de amor:


PEQUEÑA LUZ

Lograr más vida
abrazado a ti,
aferrado a tu cordura
con mi ojos puestos en ti.

Rayando en mi locura
por fin te vi conmigo,
desnudando mi alma
sólo por una hora a tu lado.

Quisiera tenerte ahora aquí,
recortar la distancia
y ser más feliz
fabricando sueños,
descartando temores,
viviendo a tu lado
mi pequeña luz.

Sufrí más de un día,
lloré toda una vida,
tu vida en la vitrina,
mi mano junto a ti.

Treinta fue el día,
un año se termina,
viniste a mi mundo
regando la alegría.

Quisiera tenerte ahora aquí,
recortar la distancia
y ser más feliz
fabricando sueños,
descartando temores,
viviendo a tu lado
mi pequeña luz.

A mis hijos

Querido Hijo:
Para mí, es muy fácil escribirte bellas palabras de cariño, es fácil abrazarte y besarte, y también es fácil decirte cada día “te quiero”; y es así de fácil, porque Dios al poner tu vida en mi vientre y en mis manos, puso además en mi corazón el sentimiento más intenso, puro y benévolo que un ser humano puede poseer: el amor.
Pero es ése mismo amor, el que castiga y remuerde a mi conciencia cada vez que te regaño y te castigo, cada vez que me disgusto y cada vez que grito, porque me hace recordar lo que sentí cuando mis padres a su vez, hicieron lo mismo conmigo. Es ése mismo amor, el que me hace sentir tanto miedo de equivocarme contigo, de no estar haciendo lo mejor para ti, de cometer contigo los mismos errores que fueron cometidos conmigo.
La maternidad es el privilegio más grande que Dios me ha dado, pero también es la más grande responsabilidad en mi vida, pues las implicaciones de todo lo que haga o deje de hacer, recaerán no sólo en ti, sino en toda tu descendencia, y por lo tanto en la sociedad futura. Yo, como tronco de mi descendencia, tengo el privilegio y la responsabilidad de elegir lo que será transmitido de generación en generación, y consciente de la importante misión que Dios me ha confiado, decido heredarte sólo lo mejor de mí: mis mejores sentimientos, mis mejores acciones y mis mejores conocimientos.
Nada deseo más que verte crecer seguro de ti mismo, exitoso y tomando las decisiones que tú elijas para ser feliz, por eso le pido a Dios me ilumine con su espíritu y me conceda fortaleza para romper la cadena de errores que heredé de mis padres, sabiduría para enseñarte a discernir lo bueno de lo malo y elegir sólo lo mejor, y templanza para no anteponer mi voluntad a tu felicidad y aceptar tus decisiones aun a pesar de mis deseos.
El amor se demuestra dando y sé que no  me será tan fácil, pero con la inspiración de María que se entregó totalmente a su misión de madre ejemplar y de Jesucristo que se entregó por amor a nosotros, te doy querido hijo, de ahora en adelante, mi esfuerzo diario y constante para ser digna de que tu boca y tu corazón me llamen  “madre”.                                                         
Mayo 2007